Las ventajas son muchas. Es una de esas especialidades a tener muy en cuenta a la hora de progresar en tu formación de buceo.
Un buen dominio del cuerpo y tu flotabilidad es imprescindible, aunque muchos buceadores no lo tengan muy en cuenta. Ser capaz de mantener una postura adecuada y mantener la profundidad deseada en cualquier momento es vital para optimizar la seguridad.
Una mala flotabilidad deriva en aleteos sobre la arena (que a su vez derivan en un detrimento de la visibilidad), así como destrucción de fauna y flora en muchos casos.
Con el perfeccionamiento del control de la flotabilidad se mejora a su vez el consumo de aire que, con una buena posición bajo el agua, disminuye enormemente. Se puede además extrapolar a otros campos como la fotografía o el vídeo, el buceo en cuevas y el buceo en pecios. Las paradas de seguridad también resultan mucho más cómodas cuando se tiene un control adecuado.